A pesar del frío, el viento y la llovizna que por momentos se tornaba más y más fuerte, unos dos mil fieles veneraron en su día a San Cayetano, el patrono del trabajo, y escucharon la misa oficiada por Monseñor Eduardo Miranda y por el párroco Miguel Arce. La celebración comenzó a las 15 y se extendió durante casi una hora, tiempo en el que los creyentes, muchos de ellos sin paraguas, desafiaron las inclemencias del tiempo y permanecieron aferrados a las tradicionales imágenes del patrono con panes en las manos a la espera del momento de la bendición.
Finalizada la misa se llevó a cabo la tradicional procesión, que este año, por la lluvia, fue de sólo cuatro cuadras alrededor de la capilla en lugar de las ocho de todos los años. Los fieles acompañaron la imagen rezando bajo un aguacero que nunca se detuvo.
Personas de todas las edades se acercaron para rogar que nunca les falte el alimento y el trabajo, y también para agradecer los favores concedidos. Los presentes además comulgaron en dos sectores dentro y fuera de la iglesia, debido a la gran cantidad de gente.
Estuvieron en la ceremonia varios miembros del Concejo Deliberante villamercedino y autoridades municipales. Todos congregados para rendirle homenaje al santo clave, el que protege el trabajo. fuente diario de la republica
